Tengo que decir que me he animado a escribir en este blog mi experiencia maravillosa con la Clínica Freire porque creo que es justo cuando se está satisfecho con algo compartirlo con los demás.
Normalmente solo escribimos sobre quejas y reclamaciones. Por qué no hacerlo cuando hay que reconocer el trabajo bien hecho y profesional.
Aunque los temas estéticos puedan parecer a simple vista algo superficial, no lo son en absoluto.
La belleza no es sólo ser más o menos bello, más o menos armónico, también es sentirse bien o un poco mejor con uno mismo y aquí es donde entra el papel de la Clínica Freire.
Tengo que decir que llevo unos años confiando en las «manos mágicas» del Dr. Freire para el tratamiento del botox.
Vine aquí por recomendación de mi mejor amiga y estoy encantada. Con muy poquitos pinchazos y su maestría consigue suavizar la expresión de tu cara.
Conozco a varias personas que se hacen este tratamiento con el Dr. Freire y ninguna tiene «cara de susto ni las cejas ZP^^» qué cada vez vemos más por la calle.
Él Dr. hace un tratamiento muy sutil, tengo que decir que la gente que no sabe lo que te has hecho te dice que te ve mejor, con la cara más descansada…(tengo 51 años).
Es un tratamiento rapidísimo y con unos resultados “espectaculares”.
Es una clínica con todas las garantías, donde desde que entras por la puerta se respira seriedad y buen hacer y cuenta con un personal increíble.
Además del doctor, Giovanni Freire, muy profesional, serio, claro, inteligente y muy culto (te pone «guapa» y da gusto hablar con él de cualquier cosa) y como ya he comentado antes con unas manos mágicas; está Roberto, el gerente, conocedor como nadie del trato al paciente no puede ser más amable, y cariñoso. Al igual que Aimara. Todos hacen que te sientas como en tu casa.
Solo puedo deciros, gracias porque nos ayudáis a encontrarnos un poquito mejor, cuando quizás no estemos en nuestro mejor momento vital.